Tu Harley-Davidson ruge distinto cuando pisa suelo andaluz. El clima amable, la variedad de paisajes y la hospitalidad de la gente convierten cada salida en algo más que un trayecto: es un ritual que se disfruta con los cinco sentidos, desde el lejano olor a salitre hasta el eco metálico del motor rebotando en un desfiladero.
1. La Sierra Gaditana y los Pueblos Blancos (Arcos → Ronda)
Arranco en Arcos de la Frontera con el depósito lleno y el ánimo aún más alto. En cuanto enlazo la A-372, la carretera se convierte literalmente en un poema de asfalto: curvas que me abrazan y me piden inclinar la máquina con respeto. Cada viraje huele a encina húmeda y deja ver, tras una contra-curva, un pueblo colgado de la montaña que brilla bajo el sol.
Grazalema me recibe entre fachadas encaladas; la parada para un refresco es obligatoria antes de atacar el puerto del Boyar. El sonido grave de la Harley rebota contra los cortados de piedra y, mientras acelero, siento cómo el neumático muerde el firme. El premio final es Ronda: aparco junto al Tajo, me asomo al Puente Nuevo y el bramido del motor todavía resuena en mis oídos. Aquí uno entiende por qué esta ruta figura en todas las listas de carreteras míticas: paisajes abruptos, asfalto perfecto, tráfico escaso y una secuencia de curvas enlazadas que parecen diseñadas por un ingeniero motero.
Imprescindibles
- Kilómetros: 88 km (solo el tramo Arcos-Ronda).
- Tiempo ideal: 2-3 h sin prisas.
Stop obligado: Mirador Puerto de las Palomas (foto épica garantizada).
2. Del Atlántico al Estrecho: Cádiz, Tarifa y los Vientos del Sur
Del rugido al bramido salino. Salgo de Cádiz por la antigua N-340, siempre pegada al océano. El Levante sopla con fuerza y a veces te pone a prueba, pero forma parte del juego. El retrovisor devuelve destellos del mar mientras atravieso Bolonia y su duna milenaria; el aroma a pino marítimo se mezcla con el salitre.
En Zahara de los Atunes el reloj se detiene: un pescado a la plancha y de nuevo a la carretera. Camino del Faro de Trafalgar, los chiringuitos se suceden; no falta quien se acerque a preguntar detalles de la moto y contar su propia batallita motera. Kilómetros después, Tarifa abre el Estrecho: África se adivina al fondo y el viento silba entre los radios de la rueda delantera. Esta ruta combina rectas costeras para que el motor respire y secciones de doble carril con curvas amplias donde la Harley se apoya y se estira con elegancia.
Imprescindibles
- Kilómetros: 105 km (Cádiz-Tarifa).
Plus motero: Atardecer en el Mirador del Estrecho; el sol se esconde entre continentes.
3. Costa de la Luz hasta el Cabo de Gata: el larguísimo hilo azul
Abandono Tarifa y sigo bordeando la costa hacia Almería. La vieja N-340 continúa siendo mi senda preferida: carreteras largas y rectas donde dejo que el motor respire, y de repente tramos que bajan serpenteantes hasta calas escondidas. Atravieso la Costa Tropical granadina, donde los invernaderos escalonan la ladera como un ajedrez blanco.
Entrando en Cabo de Gata-Níjar todo cambia: el paisaje se vuelve árido, casi de western. El asfalto es negro y brillante, el cielo inmenso, las sombras duras. La Harley parece sentirse ligera en este decorado minimalista y yo disfruto cada crujido del sol sobre la chupa. Bajando a La Isleta del Moro percibo ese silencio peculiar que solo rompen las gaviotas y el tick-tick del motor enfriándose.
Imprescindibles
- Kilómetros: 340 km (Tarifa-Cabo de Gata).
Combo perfecto: Amanecer en la Playa de los Genoveses + ruta interior por Rodalquilar y sus antiguas minas de oro.
4. Ascenso a Sierra Nevada: Granada-Veleta, el techo asfaltado de la Península
Salgo de Granada temprano porque la montaña exige respeto. Conforme subo, el aire se vuelve más frío, más puro y cada curva cerrada se enlaza con otra aún más cerrada. La Harley, pese a su peso, traza con nobleza gracias al par motor. Los pinos van quedando bajo mis botas y la vegetación se retira para dejar paso a roca viva.
A 2 500 m, el paisaje se vuelve lunar; todavía sigo ganando altura hasta llegar cerca de la Hoya de la Mora. El entorno impone: en mayo aún puede haber neveros junto al asfalto. Detengo la moto solo para escuchar el viento y el latido en el casco; es una subida exigente que premia al piloto con vistas que quitan el hipo.
Imprescindibles
- Kilómetros: 32 km (Granada-Hoya de la Mora) pero con +2 700 m de desnivel.
Consejo: Revisión de frenos antes de bajar; la pendiente es seria.
5. Las Alpujarras al completo: Pampaneira, Bubión y más allá
Bajo de Sierra Nevada por la cara sur y enlazo la serpenteante A-4132 hacia Pampaneira. Las callejuelas empedradas son tan estrechas que casi no cabe la moto; aparco al borde de la plaza y me premio con un plato alpujarreño capaz de resucitar a un muerto.
Retomo marcha hacia Capileira y Trevélez, pueblo famoso por sus jamones curados al aire frío de la cumbre. Aquí el trazado obliga a ir sin prisas, sintiendo el bramido del motor entre las sierras. Los barrancos profundos al flanco recuerdan que cada adelantamiento debe planearse.
La mezcla de roble, castaño y aroma a leña quemada acompaña hasta que la carretera se abre y deja ver el Mediterráneo a lo lejos.
Imprescindibles
- Kilómetros: 64 km entre Órgiva y Trevélez, pero merecen una jornada completa.
Sugerencia: Desayuno en café – tetería morisca de Pampaneira y, al caer la tarde, foto panorámica en el Mirador del Portichuelo.
6. Ruta del Jamón de Jabugo: curvas aromáticas en la Sierra de Aracena (Huelva)
Desde Sevilla tomo la A-66 y enseguida me desvío por la N-433 hacia la frondosa Sierra de Aracena. El ambiente huele a bellota y musgo. Las paredes de piedra delimitan fincas donde se crían los mejores ibéricos; cada rotonda indica un secadero. Las curvas son generosas, con visibilidad y buen firme, ideales para que el bicilíndrico se exprese a medio régimen.
Jabugo, Cortegana y Aroche ofrecen excusas perfectas para bajar y visitar un secadero, charlar con el maestro jamonero y volver a montar con un bocadillo épico en las alforjas. El contraste térmico —sombras frescas bajo los castaños, sol fuerte en los claros— hace que el cuerpo pida parar a hidratarse en cualquier venta, donde nunca falta conversación motera.
Imprescindibles
- Kilómetros: 188 km (Sevilla-Jabugo ida y vuelta por rutas secundarias).
Gourmet: Compra un “siete bellotas” al vacío; cabe perfecto bajo el asiento trasero.
7. Subbética Cordobesa: olivares infinitos y curvas de Zuheros a Priego
La A-318 me introduce en la Subbética como si atravesara un mar verde de olivos. En Zuheros, el castillo vigila el cañón del río Bailón y yo aprovecho para estirar piernas. Luego encaro la CO-8209: un rosario de curvas enlazadas, peraltadas y con asfalto rugoso que inspira confianza.
Cada collado regala un nuevo horizonte de olivar y aldea blanca. Me dejo caer hasta Priego de Córdoba, joya barroca donde el agua brota en cada fuente. En la terraza de la plaza Llana repaso mentalmente el mapa: de nuevo, Andalucía demuestra esa versatilidad única que permite pasar de la montaña más verde a la playa y al desierto en el mismo día si te lo propones.
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- Kilómetros: 72 km (Lucena-Priego por carreteras comarcales).
Extra: Desfiladero de la Fuente del Río al amanecer, niebla baja y olor a jazmín.
8. Campiña y Monumentos: Sevilla, Carmona y la Nacional IV más tranquila
No todo son puertos. Salir de Harley-Davidson Sevilla temprano, tomar la N-IV en dirección Carmona y disfrutar de rectas anchas entre campos de girasoles también tiene su encanto. El motor ronronea en sexta, el aire huele a tierra labrada, y la luz rasante de la mañana pinta todo de oro viejo.
Carmona sorprende con sus murallas romanas. Aparco junto al Alcázar y un vecino se acerca a preguntar por la moto; siempre hay alguien que se acerca, mira la Harley y te cuenta una historia. La ruta continúa hacia Écija, “la sartén de Andalucía”, donde las torres barrocas se alinean como velas al viento. Aquí el calor aprieta, pero el casco se vuelve un horno feliz cuando sabes que más tarde te espera un gazpacho frío en cualquier venta de carretera.
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- Kilómetros: 120 km, ida y vuelta a Sevilla.
Tip verano: Chaqueta ventilada y botella de agua congelada en la maleta.
9. Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas: el Jaén más salvaje
Entro por La Iruela y me sumerjo en el mayor espacio protegido de España. El olor a pino resinero es tan denso que casi se mastica. Serpenteo por la A-319 hacia el Embalse del Tranco; los buitres leonados planean sobre el valle mientras las laderas se descuelgan vertiginosas.
La Harley exige tacto en este laberinto de horquillas cerradas; cada descenso remata en un puente de piedra sobre el río Guadalquivir recién nacido. A la hora del almuerzo, en la venta El Perejil sirven cordero segureño que reconforta hasta el alma. Antes de salir, una pareja en BMW GS me pregunta por la ruta: contesto convencido de que rodar por aquí no es solo moverse de A a B, es una experiencia para los cinco sentidos.
Imprescindibles
- Kilómetros: 210 km de circuito circular desde Cazorla pueblo.
Fauna: Ciervos al amanecer; conduce con cautela.
10. La Gran Trans-Andalusí: de Huelva a Almería enlazando las ocho provincias
Para los que sueñan en grande, enlazar todos estos tramos en un solo viaje es la prueba definitiva. Salgo de la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda, cruzo Cádiz, toco Málaga por la serranía de Ronda, salto a Granada y Jaén, serpenteo hasta Córdoba y regreso a Sevilla antes de lanzarme a la franja almeriense. Son más de 1 600 km que condensan lo mejor de Andalucía en una semana larga.
Aquí la logística importa: planifico etapas de 250-300 km para llenar el depósito, revisar el aceite y prepararme para disfrutar. Cada noche, una ciudad distinta, cada amanecer, un paisaje nuevo. El viaje se convierte en narrativa épica donde las notas graves del motor marcan el compás.
Imprescindibles
- Kilómetros: ≈ 1 680 km.
Plan ganador: Dos juegos de guantes (verano / entretiempo) y un chaleco impermeable ligero.
Tu Harley y Andalucía, amor eterno
Pocos lugares ofrecen tanta variedad de curvas, climas y sabores en tan poco espacio: Andalucía es la tierra prometida para un harlista. Sea cual sea tu estilo —montaña fresca, desierto minimalista, costa salada o campiña ondulada— encontrarás la carretera perfecta para que tu V-Twin cante.
En Harley-Davidson Sevilla estamos listos para equiparte: revisiones exprés, neumáticos que muerden el asfalto gaditano y accesorios que aguantan el polvo almeriense. Pasa por el concesionario, comparte tu próxima ruta con nuestro equipo y convierte estos caprichos de asfalto en realidad.
¡Nos vemos en la carretera!